El Señor toca tu puerta

El Señor toca tu puerta
Autor: Pedro Pereira
Base Bíblica: Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Este llamado del Señor para la Iglesia de Laodicea, también es aplicado a la Iglesia de nuestro tiempo, porque las condiciones espirituales son similares, pues la tibieza espiritual por la que atraviesan muchas Iglesias de la actualidad es comparable con la Iglesia que estaba en Laodicea, pero Dios en su amor y misericordia ha provisto una solución y es dejar que el Señor Jesucristo reine en los corazones, porque muchos han hecho la confesión de recibir a Cristo Jesús como Señor y Salvador pero no le han dejado reinar en sus corazones, pues participan de las cosas del mundo y de las cosas de Dios convirtiéndose en ambivalentes y ello no agrada al Señor, porque la palabra de Dios en el libro de Santiago cap 4:4 dice: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Esa no es la condición que Dios quiere para sus hijos, porque el nos ama mucho y esta esperando a que reflexionemos y nos volvamos a El de todo corazón, porque asi dice el gran mandamiento “Amareis al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tus fuerzas” este es el primero y grande mandamiento. A la Iglesia de Laodicea el Señor le dijo que estaba tibia y dice la Palabra del Señor que a los tibios los vomitara Dios de su boca, que desagradable es a los ojos de Dios esa condición espiritual, pero la Iglesia de esta época tiene esperanza, porque Jesucristo el Hijo del Dios Altisimo esta tocando nuestros corazones, para que nos convirtamos a El de todo corazón. Para aquellos que todavía no han recibido al Señor Jesucristo hoy es el tiempo aceptable de salvación, porque Dios esta tocando tu corazón déjalo entrar y el te dará el regalo mas grande que es la salvación de nuestra alma. Este mensaje ha sido escrito para la Gloria y la honra del Dios Todopoderoso, para la edificación del Cuerpo de Cristo y para la salvación de las almas.