SED POR EL DIOS VIVO

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Jehová” Amos 8:11

jueves, 17 de marzo de 2011

Cristo nuestra única esperanza


Autor: Pedro Pereira
En este mundo en el cual vivimos lleno de tantas desigualdades, crisis, guerras y desastres naturales hacen que la vida de los seres humanos se torne difícil y complicada, pero hay una esperanza viva en Cristo el hijo de Dios, como dice en 1era de Pedro 1: 3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. Hay esperanza para este mundo pero no esta en los políticos, ni en los empresarios, ni en la tecnología moderna solamente se encuentra en aquel que dio su vida en la cruz del calvario, este es Jesucristo que vino a este mundo con el propósito sublime, de darnos la redención de nuestros pecados y la esperanza de la vida eterna, tenemos la oportunidad de alcanzar la esperanza que Dios nos promete, si nos acercamos de todo corazón al Señor Jesucristo, porque como dice en el Evangelio de Juan 14:6,7 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Si queremos llegar a Dios nuestro Padre Celestial el camino se nos manifestó en Cristo Jesús y el esta esperando por nosotros, los que creemos en su muerte y resurrección que produce esperanza viva, dentro de nuestras vidas porque Cristo Jesús vino a morar en nuestros corazones, como dice en la carta a los Efesios 3: 17,18,19 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Lo que Dios nos quiere dar son bendiciones grandes y hermosas, que solo se alcanzan por medio de la esperanza viva, que es el Señor Jesucristo a el sea la gloria y la honra.

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